El peligro de ser aval

El peligro de ser aval: Te pidieron que fueras aval, piénsalo 2 veces

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En este artículo te mostramos el peligro de ser aval, así que si un conocido te ha pedido que seas su aval, es mejor que lo pienses 2 veces antes de aceptar.

En alguna ocasión se puede presentar el compromiso de avalar a otra persona en una operación de préstamo. Esta operación simple al parecer tiene sus implicaciones, por lo que es importante conocer el riesgo que se va a tomar.

Cual es a función de un aval

La responsabilidad para un avalista es la misma que para el titular de la operación financiera. Como su nombre indica, el avalista “avala”, es decir, garantiza el pago de esta operación con sus bienes. Si el titular no puede pagar, el avalista será quien deba responder.

Desde el momento en que el deudor original se salta un solo pago, la entidad financiera iniciará el procedimiento por el que reclamará el cobro de las cantidades, incluyendo gastos por servicios (retrasos, abogados, etc.).



Ante una situación de impago, la entidad emisora del préstamo puede intentar cobrar primero al avalista el crédito en mora antes de iniciar acciones legales contra el deudor original. Asimismo el prestamista podría usar en contra del avalista métodos de cobranza similares a los que utilizaría en contra del deudor original tales como demanda, embargo del sueldo, etc. Además, si esta deuda queda como un impago, esta información negativa pasará a formar parte del historial crediticio del avalista.

¿Ya eres aval?

Si a pesar de lo descrito anteriormente decides actuar como avalista entonces toma en cuenta los siguientes consejos:

• Debemos asegurarnos de poder pagar el préstamo si se produce el impago del titular del mismo.

• Recordar asimismo, que al contraer esta obligación, la misma entra a formar parte del historial crediticio y aunque no estemos disfrutando de ese crédito puede privarnos de obtener otro a nuestro nombre.




• Es muy importante tener siempre presente que si nos solicitan como garantía una propiedad, por ejemplo la casa, etc., si algo sale mal podemos terminar perdiendo la misma.

• Pedir al prestamista que calcule cual sería la cantidad de dinero que nos comprometería. De esa manera sabremos exactamente hasta donde llega nuestro compromiso.

• Los términos del aval se pueden negociar: se puede ser garante solo del monto inicial y evitar convertir en nuestra obligación costos adicionales tales como intereses, gastos de cobranza o de servicios, abogados, etc.

• En este caso solicitaremos al emisor del préstamo que incluya una nota en el contrato que establezca el límite de la responsabilidad.



• Pedir al prestamista que acepte notificarnos por escrito si el deudor original se salta algún pago. De esta manera tendremos tiempo para preparar o reparar cualquier problema que este descuido pudiera ocasionar.

• Solicitar copias de todos los documentos relativos al préstamo.

Ser avalista es tan serio como tener un préstamo propio. Si se asume esa responsabilidad debemos asegurarnos de que la podemos afrontar, y que no acabaremos comprometiendo nuestro patrimonio por tratar de ayudar a otra persona.

De igual forma, cuando alguien nos avala, debemos meditar sobre el compromiso que estamos pidiendo y del riesgo que otros van a correr por nosotros.