Consejos útiles al momento de utilizar tarjetas bancarias

Consejos útiles al momento de utilizar tarjetas bancarias

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En seguida te mostramos 18 Consejos útiles al momento de utilizar tarjetas bancarias en tus gastos diarios, esperamos te sean de gran utilidad.

Conociendo los tipos de tarjeta para el manejo de efectivo

Las tarjetas son medios de pago que permiten la realización de compras sin dinero en efectivo y posibilitan diferir el pago de las mismas. Así mismo, permiten disponer de dinero efectivo (incluso aunque la cuenta no tenga fondos), ya sea a través de cajeros automáticos o mediante su presentación en oficinas bancarias e incluso, de modo excepcional, en algunos establecimientos (hoteles, oficinas de cambio).

El uso del llamado “dinero de plástico” está cada vez más extendido, ya sea por la comodidad (no tener que llevar efectivo) como por la flexibilidad en cuanto al plazo y forma de los pagos, pudiendo constituir una forma de financiación a corto plazo.



Tarjeta de débito

El cargo de cada pago realizado con la tarjeta o de cada disposición de efectivo en cajeros se realiza inmediatamente en la cuenta bancaria del titular hasta el límite pactado con la entidad emisora. Las tarjetas de débito permiten disponer de efectivo en la red de cajeros automáticos.

Tarjetas de crédito

Las operaciones (hasta el límite de crédito) se adeudan en un plazo determinado (generalmente al mes) en la cuenta bancaria del titular de la tarjeta. El pago a realizar puede ser único o aplazado.

Tarjetas departamentales

Las emiten las empresas comerciales. Sus transacciones se adeudan en una cuenta que se liquida, generalmente, con periodicidad mensual, aunque también brindan la posibilidad de financiar las compras y diferir los pagos.

Características y comisiones

• La tarjeta se emite mediante la firma de un contrato por el que la entidad emisora de la misma se obliga a hacer frente a los pagos realizados por el titular de la tarjeta, ya sea por compras en establecimientos o por disponer de efectivo en cajeros automáticos, facilitando crédito al cliente hasta el límite fijado en el contrato. Por su parte, el titular de la tarjeta se obliga a rembolsar las cantidades pagadas, en su caso, los intereses pactados y la cuota periódica por su posesión.




• En el contrato de la tarjeta deberán venir especificadas las condiciones financieras de la misma: tipo de interés nominal y TAE/CAT, recargos por aplazamiento si los hubiera, por exceso de límite, fechas de liquidación y comisiones aplicables. Asimismo, deberán reflejar las comisiones que se deriven de su emisión, renovación, mantenimiento, y todas aquellas vinculadas a su uso, cualquiera que éste sea.

• Para obtener una tarjeta, cualquiera que sea su modalidad, la entidad bancaria o financiera requerirá al solicitante documentación básica: datos de la cuenta bancaria, últimas nóminas, así como estudiar su situación financiera.

• Las tarjetas emitidas por parte de las entidades de crédito, incluyen un código personal (PIN), para su uso en cajeros automáticos.

Las comisiones más habituales que se aplican en los contratos de tarjeta, son:



• Comisión por emisión de tarjeta/cuota anual: Se cobra por la entidad en el momento de emitir la tarjeta, y a partir de entonces, se suele repercutir una cuota anual. Estas comisiones deben pactarse, de forma clara y expresa, en el contrato.

• Comisión por disposición de efectivo: La mayoría de entidades de crédito repercuten comisiones por la disposición de efectivo a través de cajeros automáticos de otra red distinta a la que pertenece el emisor de la tarjeta (en algunos casos, también se cargan comisiones cuando, disponiendo de efectivo en la propia red, el cajero pertenece a otra entidad bancaria). El importe de esta comisión debe reflejarse en el contrato. En el caso de las tarjetas de crédito, la disposición de efectivo conlleva unas comisiones superiores.

18 Consejos útiles al momento de utilizar tarjetas bancarias.

• El hecho de efectuar compras con “dinero de plástico” puede hacernos olvidar que en realidad estamos realizando un gasto, aunque no paguemos con dinero en ese momento. Esto puede ocasionar que no tengamos en cuenta nuestro presupuesto y cuando nos llegue el cargo, no dispongamos de fondos o se nos desequilibre nuestra economía.

• La facilidad del uso de la tarjeta de crédito para el aplazamiento de pago de una compra en varios meses mediante una simple comunicación de las condiciones, no debe confundirse con un crédito al consumo, puesto que las condiciones relacionadas con el tipo de interés en este caso serán mucho más altas que en un crédito al consumo.



• La disposición de efectivo mediante tarjeta de crédito (obtenemos un dinero que devolveremos en un mes) no debe utilizarse como medio de financiación habitual, puesto que independientemente de los gastos que conlleva, nos puede conducir a una espiral de endeudamiento. Lo adecuado es utilizarla sólo en situaciones puntuales (viajes, etc.)

• Analizar el coste de poseer una tarjeta de crédito. Según el sistema de pago adoptado puede suponer pagar unos intereses muy elevados, superiores a los de cualquier préstamo personal.

• Siempre que se realice el pago de un interés, exigir que el tipo de interés mensual y la TAE/CAT. En la mayoría de los casos un tipo de interés mensual bajo conlleva una TAE alta.

• A la hora de disponer de efectivo en cajeros automáticos, debemos tener en cuenta el cajero en el que vamos a realizar la operación. Debemos observar con antelación si la disposición se realiza en la red propia de la tarjeta, en la propia entidad bancaria o en otras entidades o redes, ya que las comisiones serán distintas. Es en los cajeros de la propia entidad donde se consigue el precio más barato e incluso están exentas de las mismas.



• También debemos tener en cuenta que a la disposición de efectivo con tarjetas de crédito se le aplica una comisión muy superior.

• Memorizar el número secreto (PIN) de la tarjeta; nunca llevarlo anotado junto a la misma ni facilitarlo a personas que puedan hacer un uso indebido. Por ejemplo, evitar que coincida con referencias reconocibles (fecha de nacimiento, dígitos del DNI o de teléfono).

• Firmar la tarjeta en el momento de recibirla. Es preferible retirar la tarjeta y el PIN en la sucursal en lugar de que recibirla por correo (si fuera así, deberían ir en sobres separados y enviados en fechas diferentes).

• Mostrar siempre el DNI al realizar pagos con tarjeta y recordar al establecimiento la obligación de exigirlo.



• Al pagar en un establecimiento comercial por medio de tarjeta, no permitir que el empleado manipule la misma fuera del alcance de su visión. Comprobar, asimismo, que la cantidad reflejada en el recibo coincide con el importe de la compra.

• No tirar los resguardos al disponer de efectivo en un cajero automático o realizar una compra. Nos permitirán por una parte cotejar con el extracto bancario la corrección de las operaciones realizadas, así como evitar que nuestros datos personales y los de la tarjeta puedan ser conocidos por terceras personas.

• No acumular demasiadas tarjetas en la cartera. Puede suponer correr un riesgo innecesario de hurto, robo o extravío.

• En caso de pérdida o sustracción de la tarjeta, llamar urgentemente a los teléfonos 24 horas y denunciarlo a la policía.



• En caso de recibir una tarjeta no solicitada, valorar si en realidad se va a necesitar. En caso contrario, se pueden devolver a la entidad de crédito que la haya enviado; comprobaremos que no se haya cargado ninguna comisión por la emisión y envío de dicha tarjeta, en cuyo caso deberemos solicitar la devolución de la misma.

• En Internet: si utilizamos la tarjeta como medio de pago en operaciones a través de Internet debemos asegurarnos de que se trata de una página segura (en la parte inferior derecha de la página se puede ver el icono de seguridad).

• Estudiar y valorar las diferentes condiciones de pago existentes entre las tarjetas. A veces, por ignorancia, se incurren en pagos con tarjetas cuyo plazo de devolución es eterno y a un coste muy superior al pago al contado o en varios plazos.

• Como apunte final, podemos decir que el uso, el mal uso o el abuso de las tarjetas de crédito y débito pueden suponer un riesgo adicional de sobreendeudamiento, por lo que la recomendación básica es la prudencia.